martes, diciembre 12, 2006

Seize The Day


Su memoria voló, como nave sin rumbo… La llevó por el tiempo y le enseñó tantas cosas. Se tumbó hacia su izquierda y replegó su regazo. Cayó a la merced de los juegos mentales...
Se encontraba hastiada de vadear los obstáculos del “para siempre” que ofrecen las relaciones seguras. Ya se había hecho a la idea de que todo era transitorio, pero llevado al extremo. Amplió tanto su capacidad de empatía, que se encontró a sí misma perdiendo su fe.
Cargó tanto tiempo con sonrisas prestadas que ya no sabía cuáles eran las suyas. Se habituó a sentir los placeres de “ahora”, a vivir como si “mañana” no fuese a llegar. Escuchó tantas veces los rancios “te quiero” y le dijo a su oído que no había que creer, que no existe el futuro, que sonrías a la cámara, que te pongas las gafas, que no llores idiota… Astutamente, se aliaron oído y corazón y juntos hicieron un filtro para llevar a su mente las cosas distintas, construyeron frases que sonaran creíbles, una especie de codex, una nueva matriz con los tiempos, los verbos, los nombres y más, que no atravesaran su pesado armazón… Y capa tras capa, su pesada coraza, se fue haciendo tan dura que pudo soportar toda suerte de embate. Se hizo inmune a “me gustas”, “te quiero”, conversaciones interesantes, conversaciones triviales, manos agarradas, salidas al cine, presentaciones sociales, suegras postizas, cuñados babosos…
Logró ocultarse tras un velo de olvido, habiendo cruzado a puras brazadas, sin miedo, con chispas, sin mirar hacia atrás, viviendo en el borde, con riesgos intensos, cambiando por grises brillantes matices… Comprando la magia de momentos felices… Mudando la piel como si tal cosa, viviendo a la sombra de inmensos placeres…
Apretó sus mandíbulas con todo esto en mente, fustigó con vehemencia su torpe conciencia, aspiró más profundo y recordó con tristeza la primera vez que escuchó “carpe diem”...

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lunes, noviembre 20, 2006

Disappearing


Sobre todo en las noches de lluvia, busco su piel en mi piel…Busco un olor que aún me es desconocido, pero que ambos sabemos que es suyo…

Miro dentro de mí, mirando dentro de ti, como una serie de sueños poblados de imágenes y sensaciones inexistentes. Mis ojos buscan de un lado a otro. Encuentro rostros, encuentro risas, encuentro guiños y picardía… Pero eres tú quien me ha hecho estremecer tantas veces, es a ti a quien busco en la oscuridad de mi habitación deseando el oportuno tropiezo que nos haga encontrar… Anhelando tu roce se me eriza la piel y me brillan los ojos.
Me distrae el silencio de una voz que repite palabras extrañas y me dice que sí…
Me saluda la luna y pregunta tu nombre. Que fastidio! Respondo porque no me lo se. Sin embargo, le cuento de tu desnudez, de lo linda que es tu alma, le comento de Buda y escucho su cuento. Su cuento, que me abofetea contra tu silueta, contra mi deseo, contra tu pasión, contra tu contacto, contra tus ausencias…

Justo cuando creí haberte hallado has desaparecido…Y yo que aún ando buscando el cobijo de tu corazón.

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viernes, noviembre 17, 2006

Murder By Death


Hoy, yo le dije que le amaba sin ser cierto. Vanamente trataba de convencerlo, y convencerme, de que estábamos hechos el uno para el otro. Me empeñaba en exhibir complicidades que hace tiempo yacían muertas en los huertos del olvido, y a su alrededor ya florecían otras esperanzas.
El, por su parte, quería creer que la necesitaba, quería quererla, se sentía un buen ser humano a su lado. Se sentía diferente, se sentía mejor, pretendía ser otro. Pero para estar a su lado precisaba anestesiarse diariamente… Y se hizo diferente, se hizo mejor, se hizo otro. Lo único que conservaba, o creía conservar, era amarla. Fue lo que aprendió. Mutó a otra especie que sólo tenía en común el infinito amor hacia ella.
Ella, gustaba de él cuando era él, o al menos el él que ella recordó haber conocido en el semáforo que le había gritado: “¡Hija de puta!”. Al que ella había respondido cuanto improperio salió por esa boca. Y en aquella ocasión, la ira fue tan primitiva que estacionaron a insultarse, y por cosas de dioses o demonios, cada uno se miró en los ojos del otro, fusionándose, mezclando el amor con el sexo de dos seres explosivos, de dos fieras, dos animales, necesitados de amar y sentirse amados.
Hoy quisieron volver a aquel día, en aquel semáforo, a la ira primitiva, a aquel cuarto de hotel, al rayito de luz, a la cabina del elevador, al sexo desenfrenado, a las marcas en la piel, a las noches sin final…
Sí, ella intentaba convencerse de que se necesitaban. El ya no se conocía a sí mismo, igual quería dejarse convencer por ella…
Aún cuando el gesto era de alejarse, él extendió su mano como queriendo asirla, no alcanzó a rozar su piel. Ella con lágrimas en los ojos, veía achicarse la figura de aquel sintiendo como debe sentirse cuando una daga penetra tu corazón.
Quizás en otra vida, en otra piel, en otro sexo…

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jueves, noviembre 16, 2006

Playing Hide & Seek




Esa noche, ella, después de haber pasado el día más feliz de su vida, no podía desprender sus cansados ojos de la pantalla de su ordenador, esperaba, cosa difícil par aun ser que odiaba una espera estéril… Miraba con una fijeza sobrenatural aquel aparato, como si de él fuese a salir su presencia, como si con sólo ponerle ganas iba a salir su cara… Su madre le habló, la interrumpieron amigos queriendo hablarle, su padre le habló… Nada. Ella sólo miraba, como miran los gatos la presa por apresar.

Y hubo humo de letras… Y jugaba a reconstruir en su mente cada trazo de su rostro, recordando en la distancia unos ángulos borrosos. Pero su memoria le estaba haciendo trucos, su silueta se atomizaba, se dispersaba, se diluía, se disolvía, entre sus recuerdos. Habían pasado ya tantos días que no era capaz de recrear el color de sus ojos, o la forma…Intuía castaños, avellanas, cafés… Pero nada era real.

Se aplazaron los sueños de volver a verlo por tanto tiempo y fue perdiendo las ganas, la urgencia… Se cansó de jugar al escondido con sus dedos, de imaginarlo hablándole de lejos. No pedía mucho, siempre fue poco ambiciosa, quizás pensó que era paciente… Preguntaba por él, respondían que él había preguntado por ella…

Lo único que quiso fue esconderse detrás de sus ojos y aprender a ver las cosas como él las veía y que él supiera que sus huellas habían quedado grabadas bajo su piel desde el primer día en que la miró.

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domingo, noviembre 05, 2006

Here Is Where I Cross My Fingers


Un rayito de sol despuntaba en mis ojos, recordándome que había llegado el día. El televisor seguía sin funcionar, lo supe porque de vez en cuando trató de sintonizar a ver si encontraba algo que capturara su atención. Busqué cobijo en la oscuridad, pero las luces seguían encendidas, me lamenté sin sentido por el deseo de algo que nunca fue. Sin embargo, traté de equilibrar mis ánimos entre luces y sombras, sintiéndome feliz de haber sido una mácula más sobre el lienzo que servía de tapa al amable y acolchado testigo de aquella noche. Al que hay que agradecerle que sea sordomudo. Soportó toda nuestra charla, vivió parte de nuestros sueños, no sintió celos cuando su mano entrelazaba la mía, que sostenía ilusiones rídiculas mientras me pedía que le mirara a los ojos…

Y entre besos, abrazos, tactos, contactos, se erizaba mi piel, perdimos el olfato, olvidaba mis sueños, se congelaba mi Fénix, lo miraba a los ojos y luego al ombligo.

Cuando llegó a aquel sitio, donde viven los recuerdos confusos de fantasmas calmados, ciegos, rezando por la eternidad, empezaron a tropezarse unos con otros y subieron como locos a mi mente. La expectativa de un día perfecto. Travestí mi alma, y preferí seguir sintiendo que estaba viviendo la vida de alguien más, un alias, sin identidad, cambiando las intenciones rotas por unas mejores…

Cierro los ojos y sigo recordando esta nueva mirada, que reflejaba la necesidad de ser protegido, de sentir, de utilizarme, de hacerme sentir. Y si ya no había esperanza en mí, no lo pensé, nos abrazamos y me permití creer que la había en él.

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martes, septiembre 26, 2006

¿Qué es lo que entra por el oído y va directo al corazón?

“La función primaria del oído es la de convertir un patrón de vibración temporal, que se produce en el tímpano, en una configuración de movimiento – ondulatorio – en el espacio, que se genera en la y éste, a su vez, en una serie de potenciales eléctricos en las neuronas aferentes cocleares. La frecuencia de un sonido está representada por el sitio de la cóclea donde se originan las neuronas que éste excita, y su amplitud por la intensidad de la descarga de estas neuronas y también por el número total de neuronas que se activan”.
Dejando de lado toda esta palabrería científica lo que estoy segura en afirmar es que no puedo vivir sin música. No. Y estuve buscando estudios que explicaran de manera lógica de qué va esto de los gustos musicales, pero todo es un amplio rollo de magnitudes incomprensibles. De manera resumida, y pasado ya por mi filtro, el asunto es que la percepción del sonido estimula ciertas zonas de la matriz neuronal y hay combinaciones que resultan agradables y lo contrario.

Hay teorías que tratan de atribuir una connotación social, racial o geográfica al gusto musical, sin embargo yo cada día despierto con una musiquita por dentro y con ella paso el resto del día. En cuestión de gustos musicales puedo decir a viva voz que soy pirata, me gustan todos los géneros que conozco. Claro que hay exponentes que para mí sobresalen dentro de cada renglón, y si tuviera que elegir sólo uno de ellos, que sea el que me hace sentir más dentro de mi piel, ese sería el blues…

Para mí la música viene a ser igual que el lenguaje, una forma de expresión, y sí siento que cada vez que prefiero escuchar determinado género antes que otro depende totalmente de mi estado anímico, el actual o el que quiera crear.

Mi piel responde al flamenco, tanto a las voces como a los ritmos, erizándose en toda su extensión; lloré en el Yankee Stadium la primera vez que escuché un merengue cuando un dominicano le tocaba el turno; no puedo trabajar escuchando reggae o reggaetón porque la mitad inferior de mi cuerpo empieza a moverse sola; siento el clímax del cuerpo escuchando a Pat Metheny o Ella; no se me borra una sonrisa tonta si estoy escuchando a Pedro Guerra; siempre lloro con Silvio, pero lloro distinto que cuando oigo a Piazzolla; a veces siento que Morrisey y yo vivimos vidas paralelas; comparto la rabia de Garbage; cuando escucho salsa o son la boca me sabe a cerveza…Me hincho de orgullo con mi himno nacional…

No se, quizá sea que tengo el alma de blues o de flamenco o de merengue, o de la mezcla que hacen el ritmo y el sonido, quizás sí sea porque soy caribeña e isleña, o simplemente sea porque algunos seres humanos desarrollamos la sensibilidad de vibrar al ritmo de la música que nos toquen… En lo que más concuerdo con el filósofo es que “Sin la música, la vida sería un error”…

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