Reality Bites

«En ocasiones, cuando más ajeno estás a todo, cuando menos esperas que ocurra algo que altere tu vida, el destino te juega una mala pasada y te golpea en la cara con guante de hierro. Entonces miras a tu alrededor, desconcertado, y te preguntas por dónde vino el golpe y qué ha pasado exactamente para que el suelo se esté hundiendo bajo tus pies. Darías lo que fuera por borrar lo que ha sucedido, añoras tu normalidad, tus viejas costumbres, quisieras que todo volviera a ser como antes... Pero ese antes es otra vida, una vida a la que, incomprensiblemente, ya no puedes regresar.» Matilde Asensi - El origen Perdido
El humo de mi segundo cigarrillo me acariciaba los pensamientos aquella mañana, cuando después de abrir y cerrar compulsivamente la tapa del móvil para comprobar la hora, salió desde la trastienda de mi memoria un expediente “x”, un triste episodio del principio de mis días adultos, pero llegaba con ruido. Como un halo nebuloso me envolvía la cabeza y me recordaba dónde me quedaba el corazón. Traté de aclarar mis ojos, los estrujé un par de veces, bostecé con pereza, sacudí la cabeza, pero no lograba alejarlo y volver a colocarlo en el lugar de donde nunca debió haber salido.
Pensaba en silencio que un sorbito de agua podría aclarar cualquier cosa. Miré a mi izquierda y encontré una cerveza, miré a mi derecha y ahí yacía un cuerpo. Por un momento me pareció desconocido, pero a la segunda mirada lo reconocí. Era mi nuevo amante. Lo había construido en mi imaginación. Estaba hecho con trozos de todos los sueños rotos que acumulé en esta vida. Su corazón, al igual que su razón, y los míos, estaban llenos de cansancios, expectativas hartas de esperar, desengaños engañados muchas veces, pero sobre todo la amarga locura de continuar creyendo en el amor, en cualquier tipo, el de primera vista, el apasionado, el de segunda vista y hasta el de tercera… Resultó de esta mezcla, un delicioso ejemplar, sumamente atractivo, lleno de vivencias para contarme, con una imaginación tan fértil capaz de hacer esfumar edificios con sus palabras, y colorear el cielo con los rojos más hermosos que los ojos humanos, o no, puedan ver, capaz de dibujar la hermosura en pequeños trazos y hacer parecer cualquier dolor transitorio…
Lo miré nuevamente, esperando encontrar en algún resquicio de su cuerpo algo que me resultara desagradable, no puedo dejar esta tonta manía de buscar lo imperfecto, nada, todo estaba bien, todo era hermoso en aquel cuerpo. De pronto sus ojos iluminaron el cuarto, y su sonrisa llenó el espacio con un delicado tono de luz. Su voz chocó en mis oídos sin ofender, y el rebote me hizo temblar y el temblor erizó mi piel. Todo era perfecto y sincrónico, solo había armonía y buenos momentos, tendíamos a querer las mismas cosas, casi nos anticipábamos hablando, yo terminaba sus frases y él las mías. Parecíamos felices… Pero la alegría es prematura en un mundo miserable .
El humo de mi segundo cigarrillo me acariciaba los pensamientos aquella mañana, cuando después de abrir y cerrar compulsivamente la tapa del móvil para comprobar la hora, salió desde la trastienda de mi memoria un expediente “x”, un triste episodio del principio de mis días adultos, pero llegaba con ruido. Como un halo nebuloso me envolvía la cabeza y me recordaba dónde me quedaba el corazón. Traté de aclarar mis ojos, los estrujé un par de veces, bostecé con pereza, sacudí la cabeza, pero no lograba alejarlo y volver a colocarlo en el lugar de donde nunca debió haber salido.
Pensaba en silencio que un sorbito de agua podría aclarar cualquier cosa. Miré a mi izquierda y encontré una cerveza, miré a mi derecha y ahí yacía un cuerpo. Por un momento me pareció desconocido, pero a la segunda mirada lo reconocí. Era mi nuevo amante. Lo había construido en mi imaginación. Estaba hecho con trozos de todos los sueños rotos que acumulé en esta vida. Su corazón, al igual que su razón, y los míos, estaban llenos de cansancios, expectativas hartas de esperar, desengaños engañados muchas veces, pero sobre todo la amarga locura de continuar creyendo en el amor, en cualquier tipo, el de primera vista, el apasionado, el de segunda vista y hasta el de tercera… Resultó de esta mezcla, un delicioso ejemplar, sumamente atractivo, lleno de vivencias para contarme, con una imaginación tan fértil capaz de hacer esfumar edificios con sus palabras, y colorear el cielo con los rojos más hermosos que los ojos humanos, o no, puedan ver, capaz de dibujar la hermosura en pequeños trazos y hacer parecer cualquier dolor transitorio…
Lo miré nuevamente, esperando encontrar en algún resquicio de su cuerpo algo que me resultara desagradable, no puedo dejar esta tonta manía de buscar lo imperfecto, nada, todo estaba bien, todo era hermoso en aquel cuerpo. De pronto sus ojos iluminaron el cuarto, y su sonrisa llenó el espacio con un delicado tono de luz. Su voz chocó en mis oídos sin ofender, y el rebote me hizo temblar y el temblor erizó mi piel. Todo era perfecto y sincrónico, solo había armonía y buenos momentos, tendíamos a querer las mismas cosas, casi nos anticipábamos hablando, yo terminaba sus frases y él las mías. Parecíamos felices… Pero la alegría es prematura en un mundo miserable .
La felicidad sólo está compuesta por instantes felices, pero la melancolía es mi esencia, y solo saber que él no era real, que nada de aquello lo era, que aquellas cosas sólo eran las más hermosas imágenes que mi corazón anhela y las lleva a mi imaginación un accidente peligroso creado por mí misma para hacerme creer que la vida es viable. Por creer en Las Walkirias y en Brida en lugar de verme más como El demonio y la señorita Prym… Por no descubrir los trucos que me juega la mente y que yo lo permito…