Switching Cries For Smiles And Learning To Fly
Estoy experimentando un extraño gozo. Como una liberación. Es el mismo tipo de alegría que se siente cuando se anuncian cambios importantes, o cuando eras niña y te avisaba la mamá que te traía un caramelo de regalo. Es como esperar que algo inesperado llame a tu puerta, sólo porque te lo mereces…
Me pasa cuando concluyo un rompecabezas, o cuando compruebo algo que todos creyeron que no era como yo esperaba que fuese… O como cuando solo con pensarlo sale el rey Sol y te crees afortunada porque hoy te escucharon más rápido que de costumbre… Como cuando tienes un día de esos en que alguien verdaderamente te entiende, que concluye tus frases y te tiende la mano, avanza sonriendo y te abre las puertas.
Y no me importa la cara extraña que ando trayendo, ni que Mery me pregunte tanto que qué me pasa, ni los ojitos rojos que me quedan por tantas letras consumidas y agudizan aún más mis ojeras, ni los bolsillos vacíos después de tanto esfuerzo... Porque no hay nada mejor que salir llevando la frente en alto, la sonrisa puesta, sorbiendo en el café de cada mañana mis sueños, mis penas, mi cansancio, este dolor de cuello que ya no se si aguanta otro minuto.... Y cambiarlo todo por sonrisas. Inexplicablemente, soy feliz. Parece que le tomé prestadas sus alas a Miranda y pronto volaré...
Me pasa cuando concluyo un rompecabezas, o cuando compruebo algo que todos creyeron que no era como yo esperaba que fuese… O como cuando solo con pensarlo sale el rey Sol y te crees afortunada porque hoy te escucharon más rápido que de costumbre… Como cuando tienes un día de esos en que alguien verdaderamente te entiende, que concluye tus frases y te tiende la mano, avanza sonriendo y te abre las puertas.
Y no me importa la cara extraña que ando trayendo, ni que Mery me pregunte tanto que qué me pasa, ni los ojitos rojos que me quedan por tantas letras consumidas y agudizan aún más mis ojeras, ni los bolsillos vacíos después de tanto esfuerzo... Porque no hay nada mejor que salir llevando la frente en alto, la sonrisa puesta, sorbiendo en el café de cada mañana mis sueños, mis penas, mi cansancio, este dolor de cuello que ya no se si aguanta otro minuto.... Y cambiarlo todo por sonrisas. Inexplicablemente, soy feliz. Parece que le tomé prestadas sus alas a Miranda y pronto volaré...