viernes, febrero 15, 2008

Friendship As A Pair Of Socks


La mayor parte del tiempo imaginaba, o más bien idealizaba, la amistad. En la medida en que aprendí a socializar fui conociendo el dolor que pueden dejar las huellas de un amigo que se va, de un amigo que traiciona, de un amigo que pasa a ser enemigo. Aprendí a desconfiar al mismo tiempo que a amar con temor, al principio desconocía el nivel de confianza que tenía aplicar para cada situación, hasta que llegué a ajustarlo en un punto cómodo para mí, de una manera bastante individual, quizás hasta egoísta…

Después de unas cuantas lágrimas y un paquete de sonrisas, empecé a mirar con otro lente. Entonces pensé que los amigos eran como un par de medias. A veces, coinciden, sobre todo cuando están nuevas. Otras veces, una se quedó en el tambor de la lavadora, o se le hace un agujero al tratar de sacarlas de la escotilla, tal vez al lavarlas una quedó percudida y ya no hace juego con la otra. Algunas se te escapan en el tendedero al ponerlas a orear, y no las vuelves a encontrar jamás…

Pero hay unas, que son las que más me gustan, que se pueden perder por largo tiempo y cuando casi pierdes la esperanza de encontrar el par, aparecen como por magia y puedes volver a ponerlas juntas nuevamente… Hay otras que nunca hacen juego y nadie logra entender por qué, simplemente no combinan entre sí.

Al mismo tiempo hay medias que te disgustan y aún así tienes que ponértelas, puede ser haya alguna costura que te roza en el zapato justo donde va el dedo más grande, o tienen matices espantosos que no le van a tu piel… Como las que están hechas con tejido sintético, que te acaloran los pies y te los hacen sudar…

Las más bonitas son las que usas con más frecuencia, a tu madre le parecerá que están desgastadas y que debías tirarlas al cajón del olvido, tus hermanos a veces las toman prestadas o las olvidas en casa de alguien a quien no quieres volver a ver, pero las sigues queriendo, las extrañas, porque te quedaban, te hacían juego… Te sentías muy cómodo al llevarlas bien cerca...

Decidí que me gustaban todas, que por algo habían llegado a mi gavetero, que algo me enseñaría a elegir mejores tejidos, y costuras más finas que no me hicieran daño. Y si aún así equivocaba la elección siempre me dieron una lección.

Algunas son inolvidables…

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