When you're smilin' the whole world smiles with you!

En una ocasión mi sobrinita me sorprendió al decirme que ya conocía las palabras mágicas. Intrigada por el asunto, quise saber más y la interpelé al respecto. Para mi sorpresa, las palabras mágicas que aprendió, para mí eran ampliamente conocidas: “Hola” y “Gracias”. Al decir cada palabra a mi joven sobrina (sólo tiene 4 años, pero los cuenta con tal orgullo como una anciana honra sus canas) ví que sus ojitos avellanados destellaban como si en verdad estuviera hechizándome, y no se si porque en cada ocasión sus palabras se acompañaban de la mejor de sus sonrisas pero sentí como si me hubiese hablado un “sabio” un “maestro” o algo así.

Después de un rato de tontear con ella tratando de llegar a un nivel más profundo, pensando que no podía ser algo tan sencillo, reflexioné un poco sobre el asunto y decidí hacer un experimento… La primera vez, traté por una semana, prodigando las palabras mágicas a diestra y siniestra; el resultado es sorprendente, y lo puse en práctica al iniciar un nuevo empleo, ya llevo nueve meses practicándolo, y el resultado lo disfruto cada día. Pero, sobre todo hoy, hoy cuando una de las conserjes me cambió el nombre y me bautizó “Feliciana” porque dice que soy la persona más amable del piso y que siempre que busca mi cara encuentra una sonrisa y me dijo que no imaginaba lo bien que le hacía sentir mi sonrisa y que a veces pensaba en esa sonrisa cuando estaba triste...

Les puedo contar que me conmovió tanto que casi lloro, sin embargo mi repuesta fue un simple “gracias” acompañado de mi mejor sonrisa. A veces no se imaginan el horror que llevo por dentro, o desconocen la cantidad de trabajo que tengo cada día, o el tapón que tuve que atravesar para llegar hasta el trabajo, o que no tengo un chele para ese día y los dos siguientes…Pero nada, nadie tiene la culpa de mis pequeñas tragedias personales y al darme cuenta de que dando tan poco recibo tanto a cambio… Vale la pena probarlo, después de un tiempo llegarás a sentirlo!