Feeling Human Again

Recuerdo gratamente la primera vez que ví la película Someone Like You, me gustó tanto que la hice mía. En mi ejercicio por recrear los momentos agradables en mi vida, la repetí anoche, y volví a sentir tantas emociones intensas que en un momento sentí que se metía en mi cuerpo, se inflamaba y colapsaba el nudo en mi garganta.

Recuerdo en particular la escena en que el personaje principal va al médico a pedirle que extirpe su hipófisis una vez se entera de que es la responsable de los recuerdos y olvidos. Hay momentos en que quisiera hacer lo mismo, es la verdad. Aunque creo que lo que en verdad padezco de una especie de sinestesia, desde muy joven tiendo a enredar los sentidos, casi siempre cuando evoco un recuerdo no solo es imagen o solo sonido o solo sabor, más bien se mezclan y se convierten en una interesante maraña olfativa, gustativa, visual, auditiva y táctil.

Vale decir que tener este “talento”, si es que puede ser llamado así, a veces puede volverse en contra tuya, pues los recuerdos vienen malos y buenos con la misma intensidad, recordando a veces cosas que no quieres recordar y vuelves a sentir las mismas cosas para bien o para mal…

Sin embargo, sentir, por el simple hecho de sentir es ya una gran cosa. Sentir es lo que permanece en nuestra memoria, y porque lo sentimos podemos recrearlo, por tanto existe nuevamente en nuestros mundos particulares y lo inmaterial puede volverse tangible.

Porque siento, puedo pasar de un plano a otro y mi existencia carece de límites. Es maravilloso sentir con los cinco sentidos apreciando cada uno en toda su dimensión y enredarlos y oler una canción o escuchar un color…

La inhumanidad se pasea con tanta frecuencia por aquí que a veces olvido lo delicioso que es el simple hecho de ser humana.